En el paso, un grupo de gente se marca en torno a un coche de alquiler. Julián se acercó también. Miraban un caballo. Ahí estaba el pobre animal con las patas rígidas, ojos turbios, el cuello como una tabla y los dientes apretados parecía que sonreía. ¡Oh! Esa sonrisa del caballo parecía decirle: – Hermano Pardo, no me mires con esos ojos tristes, no creas que me río de tu suerte, sufrir me enseño a ser benévolo. Julián miró a su alrededor. En el compacto círculo de curiosos se destacaba una mujer casi niña. Los ojos de una fingida ingenuidad subrayaban una sonrisa de Gioconda.
–Oye, Pardito, ¿tienes plata? –Sí; un peso… para comprarme unos cuadernos. -No importa; yo mañana te los traigo, me lo consigo con mi hermano que es muy tonto. ¡Oh! Desde el punto de vista de la audacia, Goldenberg no había cambiado en lo más mínimo, seguía siendo el mismo de antes, con igual gesto de seguridad del chiquillo rubio y regordete de la 3ª preparatoria. Entonces Goldenberg invitó a Julián a cenar, y hablaron de negocios, hablaron sobre un negocio aurífero, el cual iban a tener con don Fortunato Bastías, se constituye la Sociedad Aurífera El Tesoro; -le explicaba Goldenberg- los accionistas caen como moscas y nos compran nuestros derechos en 40000 libras (₤). Julián dijo: ¡Imposible!... tengo que consultarlo con mi socio- Goldenberg se largó a reír, y dijo que el cuento ese del socio era un mito.
Después de hablar con Goldenberg, Julián, rendido del cansancio, se detuvo en la puerta del correo. No quería llegar así a su casa. La gente entraba y salía precipitadamente. Ni un negocio ficticio le serviría para excusarse de aceptar un negocio inadmisible.
De pronto: –Sinvergüenza, mirando a las mujeres – –¿Yo? – Dijo Julián – ¡Lucho! – –Sí Julián, el propio Lucho – –¿Sabes quién me habló de ti? La esposa de Goldenberg, la señora Anita Velasco, me dijo que te había visto ayer mirando un caballo muerto, y te hecho una talla y te enojaste –
Después terminaron la conversación.
Hacía un rato que Goldenberg, tapizado en una absurda bata china, trabajaba en su escritorio, cuando en los altos empezó a sonar un timbre eléctrico. Se tranquilizó al oir los pasos de la vieja empleada que subía pesadamente la escalera. Anita no dejaba cantar a la Pastoriza, así que le dijo a la empleada que le dijera a la Pastoriza que no cantara. Después la dejó cantar. Allá en su escritorio, Goldenberg estaba imponiéndose de la correspondencia. Al leer la carta de Julián Pardo, “Muy señor mío: He consultado con mi socio…” Goldenberg no pudo remitir un gesto de disgusto. El socio no aceptaba en modo alguno que Pardo entrara en la negociación y hasta se permitía hacer reparos al negocio mismo. “Mi socio se permite hacer presente a Ud. que el río tiene 2 márgenes y que a 50 metros de distancia el riberano opuesto también podría ofrecer arena aurífera”. Esa carta podría destruir el negocio de Goldenberg, Bastías tendría 50 acciones menos.
Nada más natural para un hombre serio era, como debe serlo un corredor de propiedades, que despertar en su casa y en su cama. Sin embargo, esa mañana al despertar en la suya Julián abrió los ojos con espanto ¡Que horribles naúseas! Con razón le dolía tanto la cabeza. Se acordaba vagamente que, abrazado a uno de los almohadones del sofá, mientras una vieja flaca le amarraba una toalla a la cabeza, él pensaba y decía bajito: - Estoy borracho- En ese momento, entraba su mujer a su pieza: Julián le habló: –¿No me das los buenos días? – –Creí que estabas durmiendo – –Amorradazo solamente, anoche llegué muy tarde – –¿Síí? No manifestaba ni disgusto ni extrañeza. La última vez que Julián vio el reloj eran la 03:00 AM. En el bar, don Fortunato y Julián estaban hablando de negocios, y don Fortunato le preguntó el nombre del socio, y Julián no hallaba que inventar, y vio un nombre en una servilleta, y entonces dijo, el socio se llama Walter Davis. Y dijo que estaba en Bolivia, Julián fue invitado a cenar con la familia de Goldenberg, Julián no conocía a nadie, excepto a una vecina que parece que lo conocía íntimamente. Todos hablaban de la bolsa y el mercado. Julián le mostró a Anita una poesía que hizo él, pero él se avergonzaba de aquella. Anita y Julián se pusieron de acuerdo para hacer una novela. Durante un largo rato, los ojos de Anita lo perseguían, hasta que él se fue. Había llovido. Todo estaba mojado. Miraba todas las casas, pensaba en Davis. Llegó a su casa, su hijo estaba muy enfermo.
A Julián se le murió un tío y le dejó de herencia $ 15000 y un escritorio antiguo, invirtió $ 2000 en acciones de la empresa Adiós Mi Plata y Goldenberg dijo que no era un buen negocio. Julián habló con el sr. Gutiérrez (un corredor de la bolsa) y dijo que Walter es admirable. Y Julián dijo que Davis iba a Valparaíso. El hijo de Julián seguía cada día peor. Él había arriesgado su dinero, él había especulado; él había estudiado los negocios; él había ganado en buena lid esos ochenta o cien mil pesos que Gutiérrez tenía en su oficina y ahora resultaba que ese dinero era de Davis, que para entregárselo necesitaba una autorización de Davis. Obraba en defensa propia y no retrocedería ni ante el crimen; si era preciso asesinar a Davis...
No pudo menos que reírse. – ¡que ridiculez!, ¿matar a Davis? ¿Estaba loco? Davis al fin y al cabo no era nada: mejor dicho,¿Le pedían un poder? Perfectamente: era lo mismo que julian pardo autorizara que le dieran plata a julian pardo. No iba a dañar a nadie. En cambio, si el no se daba ese poder dañaría a su familia, a su hijo.
De la paz, Davis se había venido a Valparaíso. Davis se acercaba.
La esposa de Julian supo que Julian va a falsificar una escritura, al final, acepto la mentira. Julian viajo a Valparaíso y fue a una notaria, pero antes fue a almorzar a un restaurant y pregunto cual era el notario más viejo de Valparaíso y le dijeron y fue donde el, entonces se compro unas gafas negras y se hizo pasar por Davis, después consiguió el dinero, rompió la gafas en el suelo, y desde lejos oyó la vos de Davis: – Mister pardo: ud hace mal, esos anteojos son verdaderamente míos Tomo el tren, regresó y se fue directo a la bolsa de comercio.
Julian fue donde Gutiérrez y liquidó todas las acciones de Adiós mi plata Ahora con el cheque en el bolsillo, la modesta fachada de su casa le parecía + alegre, el chico salio a su encuentro: – ¡papa! ¡papa! dame plata Julian lo tomo en brazos. Julian, fue a dejar al tren a Nito y Leonor (su hijo y su esposa). Se fueron al campo. Julian volvio y llego el cesar
para dejar sitio al abdomen, el le explico a Julián que por culpa de Davis, Goldenberg le disminuyó 50.000 acciones. y julian le cortó, y después sonó el teléfono era ella de nuevo, recordándole lo de la novela.
Don fortunato bastias dijo a julian que goldenberg le iba a agrandar unas tierras, la hacienda el peralillo, saco un papel, era un esquema, del río y de la hacienda el peralillo, aporte de bastias a la sociedad aurífera el tesoro. Una raya negra avanzaba como un muelle en la corriente y una línea de puntos indicaba el presunto aumento de de la propiedad a costa de cause. Fortunato pidió que davis lo ayudara. Julian dijo que el lo ayudara pero no tenia que decírselo a nadie. Ese día julian no fue a la bolsa. Durante un mes había tenido abandonada su oficina. A el lo invitaron a cenar a la casa de goldenberg, estaba anita llorando, el la consoló y le beso las manos. Llego el viejo magistrado don Cipriano, seguido de otro señor moreno, el coronel carranza. El magistrado empezó a hacer un discurso sobre los fenómenos oculares. Después apareció goldenberg. Hablando de las adiós mi plata. La comida fue triste. Julian se sentía vigilado, anita estaba muy triste, el único que hablaba era don Cipriano. Y después que julian se fue, goldenberg discutía con anita sobre Julián, y anita lo defendía, pero goldenberg planeaba un golpe contra Davis.
Al otro día, julian fue a las 8:00 AM a la casa de Gutiérrez. Lamentable mente no estaba. Según le dijo el mozo, Gutiérrez se había ido la noche antes a la quinta con el señor López. ¿Qué señor López? Don Willy López, un caballero joven, de Valparaíso. Faltaba solo un cuarto de hora para la rueda, cuando frente a la oficina de Gutiérrez, se estaciono el auto de Willy López. Julián se precipito a la portezuela. – y el señor Gutiérrez hizo un signo con los ojos diciendo que estaba ahi Willy Lopez (que los estaba escuchado)... el señor Gutiérres, fuera del auto y nerviosamente le dijo lo de la bolsa. – ¿Cómo? ¿15? $15 mil, no se pudo vender más acciones, termino medio $27. Gutiérrez quería que julian le avisara a Davis por teléfono, julian se negó. Después julian se metió en un teléfono público, he hizo como si llamara a davis. A Willy le habían dado la dirección de davis, la cual era 3420 de Valparaíso, al final era un liceo de niñas. La venta de acciones que no la tenía ni Davis ni Julián, que carecían de realidad objetiva, que nadie sabía donde estaban, era una operación digna de Davis, el socio no existía y vendía acciones que tampoco existían... ¿Quién sino el seria el culpable de que davis existiera?
Pobre bastias, era víctima de Goldenberg. El terrible comerciante se aliviaba a costa de su socio. El descubierto de Davis caía como una teja en la conciencia del pobre bastias, ¿Cómo salvarlo?
Al día siguiente recibió un telegrama de bastias: Por el tren de 4 va un caballo para el sr. Davis, ruego entregárselo. Pido que lo acepte. Bastias. Comprendió que no podía seguir de esa forma. Era preciso tomar otra oficina. Una más grande, pero esa oficina correspondía a la situación de Davis. Se dirigió al centro, dio la orden de buscar una oficina, tomo el apartado № 2413, con una placa de bronce que decía: DAVIS Y CÎA. Corredores.
Al día siguiente, julian empezó a hacer la novela. Pero eso no interesaba. ¡Ah, si no fuera por esa salsa algo picante de peligro, del temor a la sorpresa del marido, todos los besos tendrían un sabor muy semejante!
Julian y su familia se cambiaron de casa. Que alegre era la nueva casa. Era estilo inglés. Ahora davis siempre traía regalos. La mujer de julian quería tener una muralla china para disfrutar el sol.
3 meses después, todos los propósitos de aislamiento habían fracasado. La muralla China, que no tenia una falla en su cimiento mas que esa gatera, que comunicaba con el resto del mundo, se había derrumbado con estrépito. Samuel no dejaba de molestar a julian x las acciones, hasta que julian se arto de el, y dijo que davis compraría 50000 acciones. Willy López en la calle detuvo a julian, y le presento a alguien, un amigo. Y dijo que julian era el socio de Davis. Aunque julian no iba nunca a la oficina, no escaseaban los curiosos que querían conocer a davis. En los bares, lo atendían muy bien a Julian, ya que decían que «el es socio de un señor muy rico».
Hasta la oficina llegaba el rumor de mar de la bolsa de comercio. 5000, 7000, 10000, auríferas vendidas, y el teléfono de Gutiérrez no cesaba de anunciar calamidades. El mercado esta muy revuelto. Han bajado 6 puntos. Parece que hay gruesas órdenes de venta –decía Gutiérrez
A la oficina llego una señora gritando: –busco a davis….!!!!!! Busco a davis – Ella le contó a julian que ella tenía un hijo de davis. Ella se llamaba Madame Drupes. Julian le dio dinero. Para que se quedara tranquila. Fue a pedirle a Luis Alvear una explicación, porque un día le dijo a anita que Davis había tenido amoríos con una francesa. Julian se negó a la única explicación lógica, que Davis hubiera tenido amoríos con la francesa. Julian después se fue a un bar a tomar whisky al bar mussolini.
Los ojos enrojecidos, la lengua amarga, los nervios agotados por la noche de insomnio…frío en el cuerpo y en el alma...impresión de fracaso. Todo era ineludible, se trataba de un día decisivo. Con aire de arrogancia, julian se acercaba a la bolsa. Azotándose la pierna con un guante. U grupo de corredores de propiedades inundaba el pasillo, x ahí creyó oír el nombre de davis. El timbre eléctrico, estridente, monótono como un dolor de oídos anunciaba el comienzo de la rueda. Todo el mundo compraba y vendía auríferas. Davis también compro auríferas. Todos felicitaron a julian por ganar en este negocio. Julian estaba feliz, hasta que escucho la vos de Anita. “goldenberg esta arruinado”.
Walter Davis enviaba flores a Leonor. Le acertaba, pro en joyas no. Leonor y Graciela fueron a ver una joyería, entonces a Leonor le gusto mucho un anillo de esmeralda. Y decidió cambiar los aros que le dio su suegra por el anillo. y le dijo a julian que Davis se la había regalado.
Julia y anita empezaron a hablar de buda. La sonrisa de buda les molestaba. La cabeza de anita se dejaba caer en julian. Después hablaron del amor, julian decía que era ridículo, anita le discutía. Julian la beso en los ojos. Sin saber porque, tenia la convicción que cada día le pertenecía menos. Anita se enojo, le preguntaba si porque no le hablaba como antes. Hablaba atropelladamente. Julian la estrello contra su pecho, dándole y dándole besos. Le contó que eso de que había tenido amoríos con una mujer en Constantinopla es verdad. Se hizo realidad. Julian le tuvo que confesar a anita que Davis era un invento Julian perdió a anita.
Que noche aquella, la cama parecía hundirse y las ropas le cubrían la cara y el pecho. Un sudor frió le estremecía. Julian soñaba: La vos de anita se oía arrulladora, davis la llevaba hacia su pecho. Confundidos en 1 estrecho abraso, se hundían en la nieve, julian quería salir de ahí, y estrangular a davis. Como lo predijo una adivina que consulto anita una ves, “te enamoraras de un hombre imaginario”.
No podía levantarse, pero sus manos arañaban sin cesar. ¡Julian estaba estrangulando a anita! Encima de el sonó una carcajada. – ¡se ha equivocado Mr. Pardo...! esa no es mi garganta…- Fue una pesadilla. Al día siguiente, Luis Alvear estaba comentando la situación de goldenberg, aquel se había embotellado a si mismo. Julian también le confeso la verdad a Luís, no le creyó.
Media hora después, pasada la crisis nerviosa, Julian escribía 2 cartas, una para Gutiérrez y otra para bastias.
Por orden de davis, le ruego a Samuel Goldenberg 30.000 auríferas a 45.
Por encargo de Davis, le aconsejo liquidar las 20.000 acciones que ud. tiene. El ha vendido las suyas a 45, y a ese precio talvez goldenberg… Si julian no manda esas cartas, las acciones subirán a 60.
Julian ya no podía seguir con Davis. Ahora todo el mundo sabía que Davis era un pelafustán. Todos supieron que el era la mente brillante. Y publico algo en el diario a nombre de davis, como que si el ofendiera a julian, y lo injuriara. Carranza se enojo. Quería golpear a Davis. Julian no tuvo más remedio que aceptar su ayuda. Julian desesperado fue a su casa. Preparo sus cosas y se fue. Se subió a un automóvil y se fue 40 Km. de la ciudad, y arrendó una piececita en el gran hotel continental. Así se llamaba, ahora la posada del crucero. Al final se fue de ahí. Con alguien llamado serafín. Que contó una historia, que a el y a su familia los tenían amarrados, y le preguntaban sobre una plata. Al final le pegaron y quedo inconsciente y se salvó. Julian le dio dinero a Serafín, para que no se metiera en líos. Y le confeso todo lo que pasaba. Serafín se fue. Julian iba a caballo, sentía que alguien le tocaba el hombro. Apenas se divisaba el borde de la luna plateado. De repente el caballo se detuvo. Bajo el cuello, echo para delante las orejas. Julian clavo con furia las espuelas. El caballo dio un salto y julian se sintió como en el aire. Luego un ruido de las ramas que se quebraban. Apareció Davis diciendo: vamos mister pardo, atrévase a dispararme. Julian iba a sacar su arma, un tiro se le escapo a Davis. Llego a la frente de davis, el disparo fue como una lluvia de estrellas que caían y caían. Pardo regreso a su casa. ¡Que alegría la de Leonor de ver a julian a salvo! La noticia del enfrentamiento de pardo con davis salio en los diarios ese día antes. Así todos los calificativos eran para davis. Publicaron una foto de davis en el diario, era un tipo ingles, con muy finas facciones. Anita se enamoro de el.
El niño estaba muy grave. Sus manos parecían arañar suavemente su sabana. Tal vez era un recuerdo tributado a aquel famoso elefante que le regalara Mister Davis... Todo... Hasta los juguetes habían caído en el remate... Davis –el gringo malo, como lo llamaba el Nito- Había hecho perder plata al papá y se había llevado los juguetes... No le quedaba más que un mono de trapo que dormía allí a su lado. Al fondo del corredor se oía el paso rápido de Leonor preparando algún remedio. El niño se agitó de repente. – ¡Mamá! ¡El gringo...! Julián se levantó de un salto y se inclinó para tocarlo. – ¡El gringo...! ¡Ahí! Mostraba la pared. Julián miró. Una sombra negra se inclinaba, alargando los brazos como si quisiera estrangular al enfermito. Julián corría. Al torcer una callejuela, la sombra pareció adelantarse, y un individuo largo, con un paletó verdoso lo detuvo. Después hubo un incendio. Davis y julian discutían. Julián logró arrojarlo al suelo... Rodaron por la cuneta llena de lodo, azotándose en la solera de piedra... pero Pardo quedó encima... Sintió que unos brazos fuertes le sujetaban por la espalda. Era un guardián. Dos o tres noctámbulos, con caras demacradas y los ojos saltones, les rodeaban haciendo comentarios. El niño se muere. Embarrado, sucio, lleno de sangre, tropezó con Leonor en la escalera.En sus ojos vio pasar como un relámpago la terrible acusación: “El niño ha muerto ¡tú eres el culpable!“. Se abrazó a él y prorrumpió en un llanto histérico. Aquel abrazo fue como una despedida. Leonor casi no hablaba, Davis le hablaba. Sus carcajadas lo enfurecían a julian.
Un carabinero lo conocía, salio bajo fianza. Julian vagó al azar para hacer hora. Ahora que estaba en la miseria, el “Círculo” de don Fortunato no encontraba mejor cosa que hacer que ensañarse en las tristezas de su casa. Le contó que davis se encontraba en secreto con anita. y madame drupes la ayudaba EL tiempo siguió arrastrándose lentamente como un arado en tierra dura. Leonor sin decir palabra, tejía largas horas junto a la ventana. Julián también en silencio la miraba. ¿Presentía ella acaso que una vez frente a esa misma ventana su marido la celó una noche entera como si fuera una mujer culpable? Todos sus conocidos se alejaban o lo miraban feo, anita ya no lo invitaba a su casa. Solo Luís Alvear le había detenido con el mismo afecto y buen humor de siempre: – ¿No sabes la gran noticia? – ¿Cuál? Julián no hablaba; con los dientes apretados miraba las papeletas esparcidas sobre la pequeña mesa. Tenía la expresión de estar ausente, de oír a alguien que le hablaba. Vio el anillo de esmeraldas, Leonor dijo que se lo había dado davis. ¡Ah! ¡Si a lo menos hubiera podido separar los ojos de ese pedazo de papel! Pero el papel estaba allí sobre la mesa, arrugado y amarillo como la propia cara de Davis, gritando con toda la fuerza de sus letras negras: “Un anillo de esmeraldas... $2.000”. Ya los pasos se escuchaban como un débil lamento. Leonor debía de ir llegando a la mampara. Le dijo a julian, “se que estas loco, por eso te perdono”, lo abrazo sollozando. Leonor no estaba ya en la casa. Suavemente se iban perdiendo sus pasitos en la calle desierta. Julian paso por la pieza del nito, parecía estar iluminada, pero no era una luz era una atmósfera como de opalina, que abarcaba todo el cuarto. Los libros tirados en el suelo parecían sujetarle las piernas. Una sombra negra se veía en la ventana. Unos ojos brillantes de serpiente se clavaron en la pupila de julian. Julian saco su pistola, los golpes se repitieron en la puerta. Era Davis.
Davis le propuso a julian que hablaran. El acepto. Hablaron. Con una clama irritante, davis saco las gafas que julian rompió en Valparaíso y comenzó a limpiarlas. Julian estaba sentado en el sofá (anexo: gag del sofá) Julian enojado contó todas las cosas que el había hecho. Y davis le recordó que el quiso matarlo. Davis se sonrió. – ¡Es inútil que dispare, mister Pardo...! ¡Ud. mismo acaba de decir que me ha inventado, que soy un producto de su imaginación, “una creación del arte” –si no encuentra un poco petulante el nombre. Y las creaciones del arte no mueren, mister Pardo. ¡Son los autores los que mueren! Consulte su biblioteca. No es muy abundante, pero le quedan aún algunos libros clásicos –los clásicos no se venden – Edipo, Hamlet, Don Quijote... seres inventados, seres que están libres del asesinato... Ud. puede cometer otros delitos, puede quedarse con lo ajeno, puede falsificar una escritura... Julián no pudo dominarse y disparó. Apuntó al pecho de Davis y la bala debió haberle atravesado; pero él continuó impertérrito su frase. –Puede falsificar una escritura, puede calumniar, puede agredir... y no obstante, jamás podrá matar a un personaje creado por su mente... ¡Somos inmortales! Consulte su biblioteca. Es verdad, Julián recogió uno de los libros. Un pequeño volumen de Óscar Wilde corroboró con una voz atiplada: “los únicos seres reales son los que nunca han existido. ¿Cómo matarlo? Julian se oprimió su cabeza con ambas manos, y exclamo: – ¡Me vengare!- – ¡oh! Ud haga lo que quiera, mr. Pardo. Estoy libre de esas miserias terrenales- Julian no respondió. Tomo una pluma, y escribió una carta en nombre de Davis. Sr. Pardo: Usted me ha herido, pero yo sabré buscar la ocasión oportuna…y estoy seguro de que le pesará…yo no perdono. Entonces julian tomo el revolver y lo apoyo sobre su sien derecha...
El examen medico legal, confirmo que se trataría más de un suicidio que de un asesinato, pero con el disparo hacia la pared se confirma de que fue un asesinato. El descubrimiento de un anónimo amenazador hizo cierta la hipótesis. Los peritos grafólogos analizaron la letra y era la de Davis. Desde entonces la policía busca a Davis.
LOS PERSONAJES:
Julián Pardo: En torno a él se estructura la historia. Él es un hombre sentimental e imaginativo, pero carece de la astucia y audacia para triunfar en el mundo de los negocios. Pero inventa a Davis, y gracias a él se le abren todas las puertas en el mundo de la bolsa, pero la mentira crece y crece hasta que ya no puede más con ella. Termina suicidándose.
Samuel Goldenberg: Ex compañero de colegio de Julián Pardo. En el tiempo en que ocurren los hechos de la novela él es un hombre maduro, de sólida situación económica. El gordo, amigo de la buena mesa y de la vida social ostentosa.
Anita Velasco: Es la esposa de Goldenberg. Dama joven, de cuerpo esbelto, de maneras finas, y muy elegante en el vestir. Como es inteligente y sensual, sabe ser mimosa con su marido y con Julián, es sentimental y fantasiosa. Se enamora de Davis.
Leonor: Es la esposa de Julián Pardo. Ella es lo contrario a la de la anterior. Es una mujer de la clase media baja: modesta, sacrificada, leal, abnegada. No es celosa, por eso no da importancia a los viajes misteriosos de su marido. Es mamá del nito.
El Nito: Es el hijo de Julián y Leonor, el pasó enfermo toda la historia, estuvo muy grave. El podía ver a Davis, por lo menos en el día de su muerte cuando Davis lo ahorcó, aunque en realidad fue Julián quien lo ahorcó.
Luís Alvear: Es un tipo simpático, alegre, gozador de la vida. Para él, el placer es el norte de su existencia, y la moral no le preocupa mayormente. Como pertenece a una familia bancaria, puede llevar una vida frívola y hacer delicia de sus amigos.
Willy López: Es otro personaje secundario digno de ser mencionado. Es averiguador e intrigante, un chismoso, siempre anda fisgoneando a los demás.
Fortunato Bastias y el señor Gutiérrez: Son 2 corredores de la bolsa, el primero trabaja en contacto con Goldenberg, y el segundo con Pardo. Cuando Julián, “poseído” supuestamente por Davis, mato al Nito, Fortunato y Luís Alvear fueron los únicos que le dirigieron la palabra.
Urioste: No se tiene mucha información de él, pero es corredor de la bolsa y está metido en los negocios auríferos.
Walter Davis: Es el personaje principal junto a Pardo, son los 2 protagonistas. Él es un gringo, más bien un inglés, que es un invento de Julián para salvarse de aceptar el negocio aurífero de Goldenberg, gracias a esa excusa de “tengo que consultarlo con mi socio”. Apareció cuando se emborrachó junto a Bastias y el le pregunté el nombre del socio, y Julián lo sacó de una servilleta, de ahí que la mentira de Davis creció y creció. Julián no pudo más con ella.